David Alonso De la Cruz

miércoles, 20 de octubre de 2010

Respetar nuestros derechos y los del otro.

ENTRE TÚ Y YO (La incomunicación y el desencuentro en las relaciones amorosas).

Todo cede ante la continuidad de un sentimiento fuerte. Cada sueño acaba por encontrar su forma; hay aguas para toda sed, y amor para todos los corazones.-Gustave Flaubert.






¡Nunca dejes escapar de tus manos, entre los dedos, las oportunidades de ser un instrumento de paz y ternura! ¡Un instrumento de amor! Confía en la fuerza de la acogida, debes estar siempre preparado para acoger y servir a quíen quiera que sea, bajo el signo del perdón y de la misericordia. No juzgues a nadie. No te compete Juzgar. No condenes. No te corresponde condenar. Evita palabras y actitudes que ciertamente perjudicarán y herirán a las personas. Sumérgete en el fondo de las olas de la ternura y de la hospitalidad. ¡Tienes sólo la de ganar! Por otro lado, cuando le ayudas a alguien a levantarse, a reencontrarse con la vida, a sentirse persona de nuevo, tú creces al mismo tiempo que él, pues Dios te extiende la mano, en un gesto de agradecimiento.

Por último; entre tantas cualidades de una persona, una se destaca: el sentido de la gratitud. ¡Sepas tú agradecer a Dios y a las personas que te hicieron algún favor, alguna gentileza, que te ayudaron a superar dificultades! ¡Cuán elegante y fino es decir "gracias" por los favores y atenciones recibidos! El gesto de agradecer deja emocionados a cualquier corazón; hasta a los menos sensibles. Agradecer, sin embargo, no es simplemente decir "GRACIAS". Agradecer es vivir de tal modo que ese agradecimiento se transforme en gestos, en actitudes que concreten tu gratitud. ¡Agradecer es amar! Si te gusta tanto que los demás sean agradecidos por los favores que prestas, alimenta en ti el sublime sentimiento de gratitud. La gratitud es señal visible de una realidad invisible: el lado divino del ser humano.



En una oficina leí un letrero con la inscripción siguiente:

"Sonreir no es enseñar los dientes. Sonreír es mostrar el alma". Hay quien sonríe comercialmente, para ganar dinero. Un provebio chino dice: "Quien no sepa sonreír, que no abra una tienda" Hay quien sonríe por amor, con una sonrisa amplia, generosa, benevolente, gratificante para quien la recibe también, para quien la da. Para todo aquél que lea este comentario, le puedo sugerir que una manera, aunque parezca insignificante, de dar y darse a los demás, de mostrar el alma, puede ser a través de una sonrisa, y nunca negarla menos aún cuando te la pida una persona que viva en la soledad.

*Para los que quieran contactarme y escribirme, pueden hacerlo en:
delacruzmarin@gmail.com

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