David Alonso De la Cruz

lunes, 16 de abril de 2012

El precedente de Pearl Harbor

PRECEDENTE DEL GOBIERNO AMERICANO

Cuando se produjeron los atentados del 11-S, no sólo los medios de comunicación de todo el mundo, sino el propio gobierno de Estados Unidos, los comparó con los ataques realizados por decenas de bombarderos del imperio japonés contra la base de Pearl Harbor, en 1941. El 7 de diciembre de 2001, el día en que se cumplían sesenta años de aquella jornada, Bush hizo un discurso a bordo del portaaviones nuclear USS Enterprise, que acababa de llegar del mar de Arabia. El Presidente comparó aquel "ataque a traición" con los atentados del 11-S. "Ahora, como entonces, nuestro estilo de vida fue brutal y repentinamente atacado, pero no sólo por una compleja maquinaría militar, sino por las subrepticias tretas de malvados terroristas" dijo.
Cuatro años antes de los sucesos de Pearl Harbor, en 1937, el imperio japonés, que había invadido China desde Manchuría, hundió con su aviación un buque de guerra estadounidense, el USS Panay, en aguas chinas, pero Japón se disculpó por el "error" ante el gobierno de Roosevelt. Sin embargo, cuando Roosevelt pidió un año más tarde al Congreso 500 millones de dólares para reforzar las Fuerzas Armadas ante el alarmante rearme de Alemania, Japón temió que Estados Unidos estuviera intentando, en realidad, disputarle su expansión en el Pacífico.
Las fricciones entre ambos países crecería cada vez más, hasta que en aquella jornada de 1941, el imperio japonés decidió atacar por sorpresa la base militar estadounidense de Pearl Harbor (Hawai) con una flota de más de 30 barcos de guerra y los 183 y 168 cazabombarderos utilizados respectivamente en la primera y la segunda oleada de ataques, bajo la dirección de los comandantes Fuchida y Shimazaki. Como resultado de esos demoledores bombardeos, en sólo dos horas de combate Estados Unidos perdió a 2,400 soldados, mientras que 188 aviones y muchos de sus barcos quedaron fuera de servicio. Sesenta años después y en esta ocasión en menos de una hora y utilizando un "armamento" inesperado (aviones comerciales), otro ataque por sorpresa acabó con la vida de cerca de 3,000 personas y con dos importantes símbolos del poder de Estados Unidos, las Torres Gemelas y parte del Pentágono.
En realidad, estos dos hechos, producidos con sesenta ñaos de distancia uno del otro, tienen algunas similitudes no sólo por su alto valor simbólico y el número de
víctimas que dejaron como saldo; también se asemejan en el modo que actuaron los servicios de inteligencia antes de que ambos se produjeran. A J. Edgar Hoover se lo acusó en más de una ocasión de haber cometido una negligencia de las mismas características de la que luego cometería Mueller en el mismo cargo.
Un famoso agente doble de origen yugoslavo, Dusan "Dusko" Popov, que trataba en los años cuarenta, durante la Segunda Guerra Mundial, tanto con los aliados como con los nazis, sorprendió al mundo con sus memorias, una vez muerto, a inicios de los setenta.
En esa obra Popov, que tenía un fluido contacto con los más altos cargos del FBI, explica con detalles su relación con Edgar Hoover y cómo advirtió a éste, dos meses antes de la catástrofe de Pearl Harbor, que los japoneses se disponían a preparar un gran ataque contra las fuerzas norteamericanas. Según Popov, Hoover no le hizo ningún caso. Es Hoover también quien, a inicios de los setenta, prohibe a sus agentes cualquier tipo de contacto o intercambio de información con sus colegas de la CIA, especializados en el espionaje y contraespionaje fuera de Estados Unidos. Según Paul Kennedy antes del ataque japonés a Pearl Harbor los servicios de inteligencia norteamericanos tuvieron numerosas pistas, que no supieron valorar a tiempo. Es más, según este profesor de historia de la Universidad de Yale, son muchos los historiadores que en las últimas décadas han llegado a la conclusión de que incluso Roosevelt y Churchill eran conscientes de que se avecinaba un ataque de esas características, pero que no hicieron nada para evitarlo porque era la justificación PERFECTA para que Estados Unidos entrara en la Segunda Guerra Mundial.
Kennedy se equivoca, sin embargo, cuando sostiene que "por lo menos, el presidente Bush está libre de una acusacón similar" porque hay políticos, analistas y escritores como el francés Thierry Meyssan que dan argumentos para pensar lo contrario. La CIA, heredera de la OSS (Office of Strategic Service), de la Segunda Guerra Mundial, fue creada en 1947 para recojer y evaluar informaciones de sus agentes o colaboradores en el extranjero, aportando éstas al gobierno y para llevar a cabo en muchas ocasiones operaciones "encubiertas" por oden del presidente.
Muchos aseguran que a pesar de los cambios registrados en el FBI tras la muerte de Hoover en 1972 y de las limitaciones legales que se pusieron a sus arbitrarias actividades de espionaje sobre cualquier ciudadano, su "escuela" perduró y explica en buena medida la tensa relación histórica existente entre la agencía y el FBI, su falta de coordinación, el mutuo ocultamiento de valiosa información y el solapamiento de sus actividades en muchas ocasiones.
A partir de 1981 la CIA fue autorizada a través de una "orden ejecutiva" a extender sus investigaciones a sus arbitrarias actividades de espionaje sobre cualquier ciudadano, su "escuela" perduró y explica en buena medida la tensa relación histórica existente entre la agencia y el FBI, su falta de coordinación, el mutuo ocultamiento de valiosa información y el solapamiento de sus actividades en muchas ocasiones. A partir de 1981 la CIA fue autorizada a través de una "orden ejecutiva" a extender sus investigaciones al propio territorio estadounidense, siempre que así lo reclamara una pesquisa suya sobre actividades terroristas o de espionaje. El escándalo sobre las negligencias cometidas, tanto por la superioridad del FBI como por el propio gobierno, no acabaría ahí y alcanzaría también a la mismísima CIA. La revista Newsweek reveló que la CIA sabía desde enero de 2000 que dos de los terroristas que estrellaron supuestamente el avión contra el Pentágono un año y nueve meses más tarde, Nawaf Alhazmi y Jalil Almihdar, habían entrado en territorio norteamericano procedentes de Malasia, a donde habían asistido a una cumbre terrorista. A pesar de que la CIA no tiene competencias para seguir investigaciones dentro del territorio de Estados Unidos salvo casos excepcionales, si tenía posibilidad e incluso obligación de transmitir su información a otras estructuras de Seguridad del Estado, y no lo hizo.
Asi fue como no informó de sus pesquisas al Servicio de Inmigración, por lo que a ambos sospechosos se les otorgaron visados sin problemas, ni al FBI ni tampoco al Departamento de Estado. "Ambos se paseaban por Estados Unidos a la vista de todos, no habrían podido ser más fáciles de encontrar", sostuvo la publicación, que reveló incluso que a Almihdar se le renovó su visado en julio "cuando ya la CIA había establecido un vinculo entre él y uno de los presuntos terroristas responsables del ataque al destructor USS Cole en octubre de 2000 frente a las costas de Yemen".
Según el exhaustivo informe preparado por el semanario, la información sobre la identidad de los dos terroristas con l aque contaba la CIA desde hacía tanto tiempo habría sido vital para el FBI, ya que esos dos individuos mantuvieron encuentros con otros de los implicados posteriormente en los atentados del 11-S. Los dos se vieron con Mohamed Atta, supuesto responsable directo de los comandos kamikazes que actuaron aquel día, y hasta abrieron cuentas corrientas conjuntas con algunos de ellos.
A inicios de junio de 2002 se revelaba también que el propio Atta había pedido un año antes del 11-S al Departamento (Ministerio) de Agricultura de Estados Unidos un crédito de 650 mil dólares para comprarse una avioneta de seis plazas a la que prevía quitarle los asientos para incorporarle depósitos de productos químicos destinados a "la fumigación de zonas cultivadas".
El FBI llegó después a la conclusión de que tanto Atta como al menos otro de los pilotos kamikazes que actuaron el 11-S, tenían originalmente la idea de utilizar avionetas cargadas con explosivos y productos químicos y no secuestrar aviones comerciales. La propia funcionaria que atendió a Atta, Johnelle Bryant, en su carácter de encargada de gestionar las solicitudes de ayudas del Departamento de Agricultura en el sur de Florida, no tuvo reparos en recordar en junio de 2002 ante las cámaras de la televisión norteamericana ABC algunos pasajes de su conversación con Mohamed Atta. Según sus propias declaraciones, Atta era muy imprudente y le llegó a preguntar de este tenor: "¿Qué les parecería a ustedes, los estadounidenses, si otro país destruyera sus ciudades y sus monumentos más importantes, de la misma manera en que ustedes destruyeron mi país?". La funcionaria sostuvo que Atta le llegó a hablar incluso de Osama Bin Laden como el hombre que un día lideraría el mundo, pero ella dijo que "el nombre no me sonaba de nada, pensé que era un personaje de la pelicula LA GUERRA DE LAS GALAXIAS". La funcionaria decidió contar ese encuentro con Atta y con otro de sus compañeros, Marwan Al-Shehhi- al que el primero acompañó tiempo después para presentar una solicitud similar- al ver sus fotos publicadas en los periódicos tras el 11-S.