XXXV
Hay un camino que, saliendo de Jericó, conduce hasta el río Jordán, en el lugar por donde pasaron los hijos de Israel. Allí mismo se dice que descansó también el arca de la alianza. Teniendo, pues, Jesús la edad de ocho años, salió una vez de Jericó con dirección al Jordán. A la vera del camino, muy cerca ya de las márgenes del río, había una madriguera, donde una leona criaba sus cachorros. Ésta era la causa por la que nadie transitaba seguro por aquellos parajes. Llegó, pues, Jesús al lugar, a sabiendas de que en aquella caverna había parido la leona sus crías. A vista de todos entró en la cueva. Los leoncitos, que le vieron, corrieron a Él y le adoraron.
Jesús se sentó en medio de la gruta, y ellos correteaban en torno suyo, acariciándole y jugueteando, mientras que los leones más viejos estaban retirados cabizbajos, haciéndole fiestas con la cola. La gente que observaba esto desde lejos, al no ver a Jesús, se decía: "De no ser que éste, o sus padres, hubiera cometido grandes pecados, no se hubiera lanzando espontáneamente a los leones. Y, mientras los circunstantes pensaban estas cosas y estaban sumisos en una grande aflicción, he aquí que Jesús salió de la gruta y los leones iban jugueteando ante Él. Mas los padres de Jesús estaban observando todo esto cabizbajos y desde lejos. Asimismo, la demás gente se mantenía a distancia, sin que osaran acercarse por miedo a los leones. Jesús entonces empezó a hablar de manera que todos le oyeran: ¡Cuantó mejores que vosotros son estas bestias, que reconocen y glorifican a su Señor, a quien vosotros, hombres hechos a su imagen y semejanza, desconocéis! Los brutos animales me reconocen y se amansan. Los hombres me ven y no me conocen".
- Después atravesó Jesús el Jordán en compañia de los leones y en presencia de todos. Las aguas del río se partieron entonces a derecha e izqquierda. Y Jesús se dirigió a los leones de manera que todos pudieran oírle: "Id en paz, sin hacer daño a nadie y sin que tampoco los hombres os lo hagan a vosotros, hasta que volvaís al lugar de donde habeís salido". Y ellos se se despidieron de Él, no de viva voz, sino con su actitud, y retornaron a sus cubiles. Jesús volvió hacia su madre.
- Dicho que hubo esto, apareció a su lado un joven todo refulgente, que le dijo: "Acércate al Niño, adórale y tócale con tu mano. Él te curará, pues es el Salvador del mundo y de todos los que en Él ponen su confianza". Ella se acercó al Niño con toda presteza, le adoró y tocó los flecos de los pañales en que estaba envuelto. Y al instante quedó su mano curada. Y, fuera ya de la gruta, empezó a pregonar en alta voz las maravillas y la virtud portentosa que había obrado en ella al realizarse su curación. Y muchos, al oír su predicación, quedaron convencidos.
Días después se encontraba Jesús jugando enuna terraza de un edificio. Y uno de los muchachos que con él estaba cayó de lo alto y se mató. Los otros niños, al ver esto, se marcharon todos y quedó solo Jesús.
Vinieron los padres del difunto y se encararon con Jesús, diciéndole: "Tú, revoltoso, tú eres el que ha tirado abajo a nuestro hijo". Jesús respondió: "No he sido yo el que le ha empujado; ha sido él solo que, después de dar un traspié, ha caído desde el tejado. Por eso está muerto".
Entonces Jesús dio un grito y dijo: "¡Zenón! -éste era el nombre del difunto-, levántate y di si he sido yo quien te ha tirado". El niño se levantó y dijo: "No, Señor". Los circunstantes se llenaron de admiración y los padres del muchacho alabaron al Señor por el milagro y adoración a Jesús.
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2 comentarios:
Nos preocupa!...
comentario apocrifo: me parecio que vio unos lindos gatitos?!
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