David Alonso De la Cruz

domingo, 9 de mayo de 2010

Albores de la civilización Romana.

EL GALO MORIBUNDO, copia romana en mármol del bronce original griego. El torques alrededor del cuello, su escudo y la tuba o trompeta de batalla caída a sus pies son elementos clave para identificar su origen. A comienzos del siglo III a. de J.C; las hordas de galos atacaron la península Itálica, y otros, rechazados por el norte de Grecia, llegaron a Asia Menos, como el aquí representado. Unos y otros eran, por su procedencia y sus costumbres, muy parecidos.
Entre los varios problemas que plantean los orígenes de Roma hay que destacar el de la participación de los sabinos en la formación del primitivo estado romano. Los sabinos estaban establecidos en la colina del Quirinal. Su presencia allí se explica por las migraciones periódica de este pueblo. Según se desprende de las tradiciones infiltradas en los escritos de los historiadores romanos, cuando se producían graves calamidades, carestías, epidemias, etc; los sabinos sacrificaban a Marte todos los animales nacidos aquel año, mientras que los niños nacidos en las mismas circunstancias, consagrados también a aquella divinidad, debían, llegados a la mayoría de edad, emigrar y buscar nuevas tierras para vivir. Uno de estos grupos se establecería en el Quirinal y llegaría a ejercer la supremacía sobre los demás habitantes de las colinas romanas y les comunicaría las características de estado organizado. Son muchas las pruebas para sostener este aserto, dejando aparte numerosas leyendas, entre las que el rapto de las sabinas y su posterior intervención en la lucha por liberarlas manifiestan evidentemente la lucha por la supremacia local. En efecto, los primeros reyes, excluyendo a Rómulo, considerado como legendario, son sabinos: lo es Tito Tacio, jefe de la tribu del Quirinal; también Numa Pompilio, a quien la tradición atribuye, además de construir en el Foro la Regia, la primitiva sede del rey, la introducción de numerosas leyes e instituciones civiles y religiosas que nos lo presentan casi como fundador de la ciudad, formada tanto por las colinas del Norte como por las del Sur. Sabinas son las madres de Tulio Hostilio y de Anco Marcio. Por otra parte, el padre de Tulio Hostilio es oriundo de Medullia, localidad situada al este de Roma, en los confines de los territorios de los sabinos; además, el nombre de Anco, desconocido en Roma, era corriente entre los sabinos.
El rapto de las Sabinas, por B.T. Peruzzi.

En contra de lo anteriormente expuesto, se podría objetar que entre las tradiciones romanas figura que se había pactado la alternancia de reyes latinos y sabinos. Aceptando este hecho, cabe preguntarse, pues, por qué ninguno de los primeros reyes tiene origen latino. La idea de la alternancia parece una explicación tardía de analistas empeñados en afirmar la primacía latina en los orígenes de Roma. Pero pueden aducirse nuevas pruebas de la supremacía primitiva de los sabinos. Se considera generalmente que la sigla SPQR, interpretada en época tardía como Senatus populusque Romanus, abreviada en un principio la expresión Senatus Populus Quiritium Romanorum. El origen de la palabra quirites se explicó de dos modos: o procedía de Cures, la ciudad sabina de donde eran oriundos los sabinos instalados en Roma (Y que había dado nombre a la colina Quirinal), o se le hacía derivar del término curis, que en sabino significaba "lanza", por lo que quirites querría decir "hombres armados con lanza".
Aspecto del Foro romano. A la izquierda, el arco del Septimio Severo.
Aunque prefiramos esta segunda explicación, ha de considerarse que la palabra quirites no fue nunca un apelativo genérico de todos los romanos, sobre todo porque de ella se derivó la de la colina Quirinal, es decir, de una zona limitada de Roma, todo lo cual indica que allí habitaban gentes distintas de los rammes (romanos). Ahora bien, si en el orden en que se citan originalmente ambos grupos los quirites, sabinos, preceden siempre a los rammes, es decir, los romanos (entre quienes han de considerarse comprendidos los latinos de las colinas meridionales), es lógico pensar en la prioridad sabina en la organización de la primitiva ciudad. Idéntica prioridad sabina se puede entrever en el orden de las tres tribus en que aparece dividida la población de la primitiva organización política de Roma. Tales tribus se citan en las fuentes antiguas en el orden siguiente:Tities, Rammes y Luceres. Esta sucesión tenía ciertamente valor ritual y como tal debe de remontarse a la primera organización estatal. Los Tities son los sabinos del Quirinal y su héroe epónimo se considera que es el rey Tito Tacio. Los Rammes son los habitantes del Palatino, los descendientes de los antiguos autóctonos. En cuanto a los Luceres existen diversas teorías. Algunos historiadores, quizás basándose en la supuesta conexión del término con la palabra etrusca Lucumones, han otorgado a este tercer grupo un origen etrusco, sin embargo no son pocos los que prefieren derivar el término de la palabra luci, los bosques, lugares de refugio, de asilo, interpretando así a los Luceres como a los habitantes de las colinas boscosas de la zona meridional de Roma, es decir, del Esquilino y del Celio, donde predominaban los elementos inmigrados de Alba Longa.
En conclusión, si en la división tripartita de la naciente ciudad se asignó el primer puesto al elemento sabino, debe suponerse que los sabinos fueron quienes dieron la primera organización estatal a Roma.

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