David Alonso De la Cruz

viernes, 4 de marzo de 2011

El humor y el bienestar de la alegría

-Un amigo no es el que llora con tu llanto si no el que goza con tu bien y se alegra con tu alegría -


Las personas se dividen en dos grandes categorías: las que se ríen y las que no. Las segundas pertenecen al mundo de los serios, esos seres que van por el mundo sin esbozar jamás una sonrisa y mucho menos lanzar una carcajada. Personas con un rostro infranqueable como una estampilla, conocidos comúnmente como cara de palo o cara de poto; esos que fruncen el ceño con frecuencia y parecen soportar permanentemente un dolor de muelas. La categoría de los serios estaría más cercana a los "fantasmas de Cortázar", en oposición a la de los "cronopios".
En una memorable escena de la trepidante versión original del filme "Nikita", de LucBesson, una poderosa Anne Parillaud ensaya cómo esbozar una sonrisa bajo las instrucciones de Jeanne Moreau: la mueca que le devuelve el espejo nos inunda de una especie de ternura y desamparo, que nos deja con la sensación de que algo sensitivo está ausente en el personaje que interpreta la actriz con impecable destreza. Nikita no sabe sonreír porque carece de alegría, mas no así de sentido del humor.
Según las estadísticas, los adultos se rién un promedio de 17 veces al día. Y, además esto es evidente, mujeres y hombres se ríen por igual, pero de cosas muy diferentes. Numerosas investigaciones han demostrado que las personas crónicamente enfadadas y hostiles tienen un riesgo de 4 a 5 veces mayor de tener un ataque cardíaco, porque la risa es relajante y estimula indirectamente las endorfinas, que son los analgésicos naturales del cuerpo.
Pero el sentido del humor es mucho más que eso, algo fino, sutil y profundo. ¿Qué hubiese dicho Aristóteles sobre la risa? En la novela de Umberto Eco "El nombre de la rosa"- Llevada a la pantalla por Jean Jacques Annaud con una deliciosa interpretación de Sean Connery como Guillermo de Baskerville, acompañado por un jovencísimo Christian Slater como Adso de Melk-, se plantea la posibilidad de la existencia de un "ars comica", que habría sido destruida. ¿Hubiese contenido ese tratado las claves para descifrar el enigma del humor? Hasta ahora nadie ha sabido dar respuesta a estos misterios porque la risa es un fenómeno paradójico. Por un lado es algo cotidiano y familiar, pero para la ciencia es todavía indescifrable. Desde la antigua Grecia hasta nuestros días, filósofos y psicólogos han tratado de explicarla sin dar todavía en el blanco.
Se ha dicho que el sentido del humor es el término medio entre la frivolidad, para la que casi nada tiene sentido, y la seriedad, para la que todo tiene sentido. El frívolo se ríe de todo, es insípido y molesto, y con frecuencia no se preocupa por evitar herir a otros con su humor. El serio cree que nada ni nadie deben ser objetos de burla, nunca tiene algo gracioso para decir y se incomoda si se burlan de él.
Por los extremos son una gansada. Como señala el estudioso Eduardo Jáuregui, especializado en psicología positiva, y miembro de la International Society for Humor Studies, el sentido del humor más elevado es el que nos permite reírnos de nosotros mismos y de la gran "comedia humana" que nos rodea. Si somos capaces de verle la gracia, a lo mejor conseguiremos disfrutar de ella. Los auténticos sabios muestran un enorme sentido del humor y numerosas tradiciones recomiendan la risa como camino hacia la sabiduría. Bien dijo Oscar Wilde que la vida es demasiado importante como para tomársela en serio. Así que sonrían hasta de uno mismo, sonrían y hagan bromas, pero sonrían siempre.


*Para los que quieran contactarme y escribirme, pueden hacerlo en:
delacruzmarin@gmail.com

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