David Alonso De la Cruz

domingo, 29 de enero de 2012

Otra más de Mr Bush (Ladrón timorato a sueldo)

EL CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ





El abierto apoyo de la administración Bush a la política ultrarrepresiva del "halcón" Ariel Sharon contra el pueblo palestino y el gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), ya de por sí provoca la ira de millones y millones de personas en todo el mundo árabe, musulmán y más allá.
Inicialmente, parecía que Bush estaba dispuesto a presionar al gobierno de Sharon para tranquilizar al menos temporalmente el frente de guerra palestino-isrealí, y así tener más posibilidades de conseguir apoyos en el mundo árabe y musulmán. Poco después del 11-S Bush comisionaba en distintas misiones a Cercano Oriente a Dick Cheney, Colin Powell y Anthony Zini. Tony Blair hacía también de "enviado especial" de Bush por varios países de la región. Ninguna de esas giras consiguió los apoyos esperados. Coincidiendo con el inicio de esa política, Estados Unidos comenzó a defender el derecho a la creación de un Estado palestino, planteamiento repetido luego por el Reino Unido, España y la Unión Europea en general. En marzo del 2002 la ONU respaldaba por primera vez la creación de un Estado palestino, a través de la Resolución 1397 del consejo de Seguridad, en la que se apoya "el concepto de una región donde dos Estados, Israel y Palestina, coexistan dentro de fronteras seguras y reconocidas".
En esa época también, y por primera vez, los veintidós países miembros de la Liga Árabe aprobaban en su cumbre de fines de marzo en Beirut el plan saudita sobre el conflicto árabe-israelí. La propuesta implicaba, es esencia, "paz por territorios", nuevamente.
La Liga Árabe ofrecía al gobierno isrealí ser reconocido por los veintidós Estados miembros, a cambio de una retirada de todos los territorios ocupados por ese país a partir de 1967. Arafat no pudo viajar al encuentro, dado que Sharon le advirtió que podría impedirle su regreso según cuáles fueran sus intervenciones ante la Liga Árabe.
José María Aznar, quien si participó en la Cumbre de Beirut, al igual que "míster PESC", Javier Solana, y el secretario general de la ONU, Kofi Annan, expresó ante la Liga Árabe "el pleno respaldo" de la UE al plan de paz saudita.
Parecía que por fin se abría una oportunidad para la paz. Pero Israel no se dignó siquiera a contestar oficialmente a la propuesta, con otra cosa que no fueran descalificativos y rechazo de plano.
Estados Unidos, por su parte, pareció evaluar que no estaba dispuesto a conseguir una mejor predisposición de los países árabes y musulmanes a su plan de ataque contra Irak, si eso le suponía abandonar a su suerte al gobierno de Sharon. Este último consiguió convencer a George W. Bush de que gracias a su política de represión más represión, Arafat ya era un cadáver político, que en sus filas se empezaban a producir grietas y una lucha por su sucesión, por lo que no convenía cambiar de táctica. Israel y Estados Unidos terminaron por acordar que para acabar defintivamente con Arafat era fundamental no darle acceso a ningún tubo de oxígeno.
Estados Unidos optó por no dar ninguna salida al presidente de la ANP, aun a sabiendas de que la opresión del pueblo palestino no sólo afecta a éste, sino que es una herida abierta que duele también a los más de mil millones de musulmanes existentes en el mundo. De forma burda, y utilizando en muchas ocasiones "pruebas" falsas contra Arafat, Sharon, en complicidad con Bush, presentó su guerra no declarada contra la ANP como parte de la cruzada antiterrorista internacional. Tras comprobar el cambio de postura de Washington, la UE por su parte volvió sobre sus pasos, lamentó que no hubiera "condiciones" para la creación de un Estado palestino independiente y se replegó de nuevo a su tradicional segundo plano, sin asumir compromiso alguno.
La política de flagrante doble DISCURSO que tradicionalmente ha mantenido a ESTADOS UNIDOS ante los conflictos de Cercano oriente, según se tratase e Israel; de los palestinos de Cisjordania, Gaza, Jerusalén oriental; o de los países árabes y musulmanes, ha servido de caldo de cultivo para que tanto en estos últimos como en los propios territorios palestinos ocupados se expandieran vertiginosamente entre los jóvenes las posturas más radicales y los métodos más violentos.
La figura del Kamikaze ha pasado a ser todo un mito entre la oprimida y desesperada población palestina, y la familia de éste o ésta, a ser venerada por sus vecinos. Mientras Estados Unidos, arrogándose el papel de único juez mundial, se permite exigir tanto a Saddam Hussein como a Fidel Castro, Hugo Chávez, Yasser Arafat o quíen se le tercie, el respeto de "la democracia y la libertad", según su particular valoración, respalda económica y militarmente a un gobierno como el de Sharon, que practica un verdadero GENOCIDIO contra la población palestina, que merecería ser juzgado como tal en la nueva Corte Penal Internacional.
Israel, con el apoyo de Estados Unidos, ha venido socavando desde el primer momento el poder de la Autoridad Nacional Palestina, a la que los acuerdos de Oslo de 1993, firmados entre el gobierno de Israel y la ANP -y garantizados por Estados Unidos, la UE y la ONU-, reconocieron como germen del futuro Estado independiente palestino.
La política expansionista de ISRAEL, con su cadena de asentamientos (algunos de ellos, verdaderas ciudades) de decenas de miles de inmigrantes judios provenientes de todo el mundo e implantados en pleno suelo palestino, es una afrenta para este pueblo que vive acorralado y hacinado y que, por otro lado, tiene uno de los niveles de desarrollo demográfico más altos del mundo. Ésa es otra de las explicaciones de la política de asentamientos seguida por el gobierno israelí: el temor a que, sin contar con más y más colonos, los palestinos terminen siendo una abrumadora mayoría.
El fiscal español anticorrupción, Carlos Castresana, miembro de la Unión Progresista de Fiscales, recordaba que los asentamientos de colonos judíos en los territorios ocupados son ilegales y que están prohibidos por el artículo 49 de la IV Convención de Ginebra de 1949 sobre protección de personas viviles en tiempo de guerra.
En 1950 el Estado de Israel, que sólo tenía dos años de vida, aprobó la Ley del Retorno, por la cual se les reconoce a todos los judíos dispersos en el mundo el derecho a acceder a la nacionalidad israelí, mientras se les niega la vuelta a sus legitimas tierras a los más de tres millones de palestinos expulsados tras la guerra de 1967.
Los asentamientos, construidos siguiendo un plan militar, con posiciones fijas del Ejército muchas veces y ligados por rutas de circunvalación directamente a las ciudades israelíes para no exponer a los colonos a ataques en territorio habitado por palestinos, constituyen uno de los mayores obstáculos para cualquier intento de salida negociada.
¿Qué gobierno israelí aceptaría abandonar todas esas viviendas, construcciones y tierras fértiles arrebatadas por la fuerza a los palestinos, para integrar en sus propias ciudades a los más de 400 mil colonos que viven en los asentamientos? ¿Los ciudadanos israelíes de Jerusalén o Tel Aviv aceptarían tener como vecino a un inmigrante judio de color, como los FALASHAS de Etiopía? Los problemas que implicaría la erradicación de los asentamientos (una práctica iniciada cuando Sharon era ministro de Obras Públicas), tanto a nivel económico y de infraestructura como social, no dejan ya prácticamente margen para una negociación sobre ellos.
Y, a su vez, con esos miles de viviendas construidas en tierras "enemigas" no puede haber negociación con los palestinos. Es su tierra, que les fue arrebatada y tienen derecho a reclamarla. "Paz por territorios" es desde hace años su elemental reivindicación, pero los distintos gobiernos israelíes que se vienen sucediendo en el poder están tan ciegos que aparecen convencidos de que pueden apoderarse de los territorios palestinos y a su vez tener total tranquilidad en sus ciudades.
La confiscación de tierras cultivadas palestinas por parte de Israel es una práctica cotidiana. En 1998 la Comisión Europea declaró ilegal que los colonos judios establecidos en los territorios ocupados vendieran sus productos a la Unión Europea como si fueran procedentes de Israel. Esos productos se han estado beneficiando así ilegalmente de las rebajas arancelarias del acuerdo de Asociación Israel-EU. Sin embargo, pasados cuatro años todavía la Oficina de Lucha Antifraude de la UE (OLAF) no había tomado ninguna medida al respecto.
(CONTINUA SGTE ENTRADA)

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delacruzmarin@gmail.com

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