David Alonso De la Cruz

jueves, 26 de enero de 2012

CONTINUACION.- Part.II

LOS ESTADOS UNIDOS PROTEGE A ISRAEL DE LA ONU
Israel se autoarroga la libertad para decidir el flujo del tráfico de personas y mercancías tanto entre las distintas ciudades y pueblos internos de Cisjordania y de Gaza- incluidos los parlamentarios palestinos y el propio presidente de la ANP, Yasser Arafat-, como entre estas dos regiones del territorio palestino separadas entre sí por territorio israelí. El gobierno israelí tiene en su poder los medios que le permiten bloquear totalmente con el Ejército, en cualquier momento, los territorios palestinos ocupados, impidiendo a sus habitantes visitar a un amigo o familiar, así como desplazarse a sus trabajos o estudios, o recibir suministros de otras zonas y exportar sus propios productos. Israel es también el intermediario que debe entregar a la ANP las subvenciones oficiales enviadas a ésta por la UE u otros organismos internacionales, utilizando ese papel como arma de coacción constante, con la que asfixia al gobierno de Arafat, y con él a toda la población palestina. El propio presidente Arafat tiene que pedir autorización a Israel en cada ocasión que necesita utilizar su helicóptero para viajar de sus cuarteles generales de Ramala a Gaza o viceversa, o para volar en avión desde Gaza al extranjero. El pequeño aeropuerto de Gaza, financiado con dinero de la Unión Europea - fundamentalmente de España-, fue destrozado por el Ejército israelí en una de sus terribles represalías por un atentado palestino.
Coincidiendo con la gran ofensiva del Ejército israelí contra el campo de refugiados de Yenin y varias ciudades cisjordanas en abríl de 2002, que dejó un tendal de muertos, el propio cuartel general de Arafat en Ramala fue destrozado a cañonazos. El presidente de la ANP estuvo aislado desde el 3 de diciembre y por noventa y ocho días dentro de su búnker, sin agua, alimentos, línea telefónica ni electricidad. El propio Dick Cheney viajó en aquella época a Israel y se entrevistó con Sharon, pero decidió no visitar a Arafat ni exigir a Israel que levantara el cerco a quien la comunidad internacional reconocía como presidente legitimo de la Autoridad Nacional Palestina.
Israel impidió a Josep Piqué y Javier Solana visitar a Arafat en su búnker y desoyó tanto el reclamo expreso hecho por José María Aznar- durante la presidencia española de la UE- para que se le diera a Arafat luz, agua y alimentos, como también hizo caso omiso de la Resolución 1402 del Consejo de Seguridad, en la que se exigia al gobierno de Ariel Sharon el levantamiento del cerco a Arafat.
A pesar de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó posteriormente la creación de una misión de esa organización para que investigara con sus propios ojos la matanza que había tenido lugar en Yenin, Israel se negó a aceptar su entrada... y no pasó nada. La presión de Estados Unidos logró proteger a Israel de la ONU, una vez más. Desde que Israel ocupó militarmente y de forma ilegal Cisjordania, Gaza, Jerusalén este y los altos del Golán, en 1967, varias han sido las resoluciones del Consejo exigiéndole su retirada, pero treinta y seis años después éstas todavia no han podido ser cumplidas a causa del veto sistemático de Estados Unidos.
La pusilánime postura de los dirigentes de la UE ante estos atropellos permitió que Israel, con apoyo de Estados Unidos, se saliera con la suya. La UE se abstuvo incluso cuando la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, con sede en Ginebra, condenó en 2001 al Estado israelí por la violación de los derechos humanos en los territorios ocupados. En esa misma votación, tanto los Estados Unidos como Gran Bretaña votaron en contra. De esta manera, mientras que en el Consejo de Seguridad se controla que se cumplan a rajatabla las resoluciones y sanciones impuestas a países como Libia, Siria o Irak, en el caso de Israel se rompe esta regla a diario. De nuevo el doble discurso.
Después de que Bush y Sharon, al unísono, comenzaran una campaña de acoso y desgaste de Arafat, acusándolo de dictatorial y de cómplice del terrorismo, el Ejército volvió a realizar una nueva ofensiva, aún más grave, contra el cuartel general del presidente palestino en Ramala, terminando de destruir diez de los doce edificios del complejo, humillándolo y provocando un verdadero vacio de poder en Palestina, con pueblos y ciudades sometidos constantemente a toques de queda. Ni su Parlamento se puede reunir si Israel decide no permitir que los diputados de Cisjordania se desplacen a Gaza, o viceversa.
Estrangulada económica y militarmente, acosada políticamente, la Autoridad Nacional Palestina quedó vacía de contenido, sin capacidad real de gobernar. Estados Unidos decidió no volver a negociar con la ANP hasta que no hubiera a su frente un líder "aceptable" que sustituyera a Arafat. Finalmente lo logró. Arafat se vio obligado a delegar la mayoría de sus poderes en un primer ministro. Abu Mazen. Recién entonces Colin Powell aceptó viajar a Ramala para verse con él, mientras Arafat seguía aún confinado en esa ciudad.
La ruptura del gobierno israelí de coalición tras la salida de los laboristas presagia un futuro aún más difícil. Con Sharon y Netanyahu en el poder no se puede esperar ninguna salida viable al conflicto, sino una agudización de la crisis actual y una espiral de violencia aún mayor. Europa ayuda económicamente a la ANP a través de tareas de rehabilitación e infraestructura (buena parte de ella destruida ya por los bombardeos israelíes), pero no se compromete de lleno como protagonista en el conflicto, dejando que sea Estados Unidos quien se autoarrogue el papel de árbitro y promueva, cuando quiera, reuniones conjuntas con los líderes de Israel y Palestina. La creación del Cuarteto de Madrid (Estados Unidos, Rusia, la UE y la ONU) para discutir la situación de Cercano Oriente, no impidió que siguiera siendo Estados Unidos el que impusiera su política en el conflicto palestino-israelí. Paradójicamente, Estados Unidos pasó a dar su apoyo total a Ariel Sharon, a pesar de haberlo considerado durante años persona non grata. "Mucho tiempo despúes de su renuncia obligada al cargo de ministro de Defensa como consecuencia de su implicación en las matanzas de Sabra y Chatila de septiembre de 1982, Ariel Sharon siguió siendo en Washington persona non grata. Su rehabilitación comenzó con su designación como ministro de Asuntos Exteriores de Benjamin Netanyahu en noviembre de 1997, recuerda Geoffrey Aronso.
"El general (Sharon) fue a la Casa Blanca para reunirse con Sandy Berger, asesor de Seguridad Nacional del presidente Bill Clinton. Con las cartas en la mano como siempre, Sharon reconoció el carácter ineludible del Estado palestino, tratando siempre de conseguir elapoyo del gobierno de Clinton para su versión de los límites de ese Estado: una entidad compuesta por la mitad de Cisjordania y la casi totalidad de la franja de Gaza.
Pero, a pesar de ese reconocimiento, Sharon no descarta terminar por expulsar a Arafat de los territorios ocupados. Los tres partidos de la ultraderecha israelí que firmaron una alianza electoral para los comicios de marzo de 2003 fueron aún más lejos. Su principal bandera común electoral fue la expulsión total de los palestinos de los territorios de Cisjordania y Gaza que hoy ocupan.

*Para los que quieran escribirme, pueden hacerlo en:
delacruzmarin@gmail.com

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