NO LE HUBIERAMOS hecho caso si no hubiese sido publicado por The Washington Times (8 de junio de 2005), propiedad del reverendo sudcoreano Sun Myung Moon (a su vez, controlado por Daddy Bush) y uno de los rotativos predilectos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) para su diversión difusiva. En dicho medio el mensajero Morgan O. Reynolds, anterior jefe de economistas del Departamento del Trabajo en la primera administración de Baby Bush y anterior director del Centro de Justicia Criminal del Centro de Análisis de Política Nacional (NPCA, por sus siglas en inglés), con sede en Dallas, acaba de lanzar el equivalente a una bomba nuclear: desecha como "falsa" la versión oficial bushiana sobre el colapso de las Torres Gemelas (y su anexo, la otra Torre Siete); sugirió que se trató de un "ataque del gobierno contra Estados Unidos". La estrujante noticia proviene de una nota corta de la mesa especial de UPI (15 de junio de 2005), y nada extrañamente ha sido ignorada por los multimedia que controla el establishment. Reynolds no cree en absoluto que "19 terroristas árabes hayan sido más zorros que el ejército estadunidense". No dice que de los 19 citados por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), a los pocos días de los atentados, seis de ellos, más vivos que nunca (desde Marruecos hasta Arabia Saudita), hayan protestado airadamente porque no se encontraban "muertos" (sic), lo que no era "políticamente correcto" difundir en los multimedia que creyeron a pie juntillas la sarta de mentiras bushianas y blairianas.
LA ACUSACION DE Reynolds, quien denunció "complot de Estado", es tremenda: "si los tres rascacielos de acero del World Trade Center (WTC) se desplomaron por una demolición controlada (sic), entonces la hipótesis de una conspiración interna y de un atentado del gobierno contra el pueblo estadunidense sería incontestable", y concluye que "es imposible negar un debate científico sobre las causas reales del desplome de las Torres Gemelas y el anexo siete. La tesis oficial es contradictoria. Sólo una demolición profesional y controlada (sic) de los tres edificios puede explicar todos los elementos aportados a la investigación". Como clavo final al féretro de la tesis bushiana, agregó que los expertos en explosivos y en edificios fueron sistemáticamente alejados e intimidados durante todo el periodo de la investigación conducida por la Comisión Kean del gobierno.
COINCIDENTEMENTE, UNO DE los principales beneficiarios, para no decir operarios, del montaje hollywoodense del 11 de septiembre, Maurice "Hank" (sic) Greenberg, anterior mandamás de la reaseguradota mafiosa AIG, está siendo perseguido sin piedad por el fiscal de Manhattan, Eliot Spitzer. Para botana: el salinista Pedro Aspe fue miembro del consejo de administración de la reaseguradora criminal AIG. Cabe recordar que Aspe fue el causante del mayor desastre financiero de la historia de México y hoy se ostenta como entreguista oficial del petróleo mexicano a las trasnacionales texanas, en contubernio con el venezolano Andrés Rozental Gutman, medio hermano de Jorge G. Castañeda Gutman y cuñado del argentino Andrés Holzer, dueño del edifico Omega de paseo de la Reforma, vinculado con el Irán-contras, y quien apadrina al candidato presidencial del hankismo tropical.
SOBRE EL EDIFICIO "anexo número siete" del WTC, los dilectos lectores de Bajo la Lupa no se asombrarán que vuelva a salir a la palestra, ya que fueron alertados sobre sus turbios manejos financieros tras bambalinas (26 de septiembre, 3 de octubre y 22 de diciembre de 2004). Sea verdadera o falsa la versión oficial bushiana -a estas alturas es irrelevante, porque ya se echó a caminar la maquinaria bélica unilateral-, lo que llama la atención es que el anexo siete "no haya sido golpeado por ningún avión y solamente hayan ocurrido incendios menores en el séptimo y doceavo pisos del total de 42" (Big News, 13 de junio de 2005). Ojalá los científicos verdaderos, no los sometidos al mendaz régimen bushiano tan contumaz, eluciden las dudas de los asépticos escépticos sobre los "agujeros negros" del atentado del 11 de septiembre, que transformó la faz geoestratégica del planeta.
REYNOLDS, CONECTADO A sectores influyentes texanos, no es un pelagatos: académico emérito en economía de la Universidad A&M de Texas -con doctorado en economía por la Universidad de Wisconsin, prolífico autor de publicaciones eruditas y anterior profesor visitante del Comité Económico Conjunto del Congreso-, miembro destacado de la Sociedad del Monte Peregrino y del Instituto CATO, dos bastiones del ultraneoliberalismo, y fanático seguidor del economista austriaco Ludwig Von Mises. Suena curioso que los segmentos radicales del neoliberalismo rompan lanzas contra Baby Bush, cuando la reguladora bursátil de Nueva York (SEC, por sus siglas en inglés) ha empezado la fumigación del establo de Augias de varias empresas vinculadas con la globalización cleptoplutocrática, un verdadero neofeudalismo financiero. ƑEstá a punto de operar un viraje económico el gobierno bushiano hacia el neoproteccionismo, que ha exasperado a los segmentos de la cleptoplutocracia neoliberal, que han enviado a un peso pesado académico a poner en la picota el montaje hollywoodense del 11 de septiembre?
EN MEDIO DEL desmoronamiento de la popularidad artificial de Baby Bush, es nuestra hipótesis que si no fuese una "filtración controlada" por la misma familia Bush, entonces Morgan O. Reynolds ya compró boleto para el cementerio más cercano a su hogar, a menos que sea el emisario de un grupo poderoso del establishment en el Texas donde habrían empezado a brotar las escisiones profundas cuando el Titanic financiero acentuó su hundimiento.
LOS LECTORES DE Bajo la Lupa no se asombrarán de la temeraria teoría de Reynolds, puesto que siempre ha sido nuestra hipótesis operativa que se trató de un montaje hollywoodense, diseñado para cándidos, carentes de sindéresis y adictos al unilateralismo del oligopolio mediático. ƑDaddy Bush le da el pase de guardia desde ahora a Hillary Clinton para preparar en ulteriores y mejores circunstancias el ascenso presidencial de su hijo Jeb? Por cierto, la graciosa Bárbara (dicho sea con respeto), esposa del ex director de la CIA y madre de todas las batallas de la dinastía Bush, acaba de adoptar como "hijo" (šsúper sic!) a William Jefferson Clinton. Hay que recordar que durante el juicio del entonces presidente Clinton por el escándalo de Mónica Lewinsky, Bárbara, la madre de todas las batallas, se pronunció contra su defenestración. En las filas del senador perdedor John Forbes Kerry corrió la versión de que los clintonianos del Partido Demócrata se esfumaron en las últimas semanas para permitir la relección de Baby Bush. Favores con favores se pagan. Inclusive, el carismático Clinton programó una operación cardiovascular en el paroxismo de la campaña para no comprometerse demasiado con Kerry. Así, no es de extrañar que exista gran química entre Daddy Bush y Clinton, quienes viajan juntos de arriba para abajo, lo cual fue notorio durante el periplo asiático para ayudar a las víctimas del tsunami.
SI A NIVEL macroeconómico no se puede soslayar el contexto de la fase terminal del sistema financiero de la globalización y la grave crisis de los ominosos hedge funds (los "fondos de cobertura de riesgos"), en el ámbito de la política doméstica Baby Bush no ha podido colocar al tóxico John Bolton como embajador en la ONU y ha sido frenado por los aguerridos demócratas en dos ocasiones (The Washington Post, 20 de junio de 2005).
HAY PLETORICAS FISURAS : desde la desacralización del Corán en los mingitorios a cargo de la petrolera Halliburton en la cárcel de Guantánamo, que divulgó The Washington Post y fue obligado a desmentir, hasta la confesión inesperada de Garganta Profunda, el entonces segundo de a bordo de la FBI en la etapa nixoniana y quien pasó su información a la dupla Bernstein-Woodward, del Washington Post (Ƒrepresalia vengativa del establishment?). ƑHabrá otras gargantas profundas en fila, dispuestas a revelar lo impronunciable de la dinastía Bush?
LAS FISURAS SE notaron hace unos dos meses, cuando se insinuó la intimidad camaral de Baby Bush con un periodista que además proveía servicios sexuales (sic) a los visitantes muy especiales a la Casa Blanca, y el fétido escándalo del Gannongate (Daily Kos, 23 de febrero de 2005, y The Nashua Advocate, 25 de abril de 2005). En este tenor, un grupo bipartidista de cuatro miembros de la Cámara de Representantes, entre ellos dos iconoclastas, Ron Paul (republicano de Texas) y Dennis Kucinich (demócrata de Ohio), presentó un proyecto de resolución para el retiro del ejército estadunidense de Irak. Como si lo anterior fuera poco, 38 republicanos se aliaron a los demócratas para suavizar el Acta Patriótica. Además, el influyente senador Chuck Hagel (republicano de Nebraska) arremetió contra el manejo de la cárcel de Guantánamo.
DESPUES DE SU impactante reporte sobre el presunto fraude electoral en Ohio, el representante John Conyers (demócrata de Michigan) inició audiencias en el seno de su partido sobre la filtración del memorándum de Downing Street (sede del primer ministro), el cual desnuda que Bush había decidido emprender la guerra contra Irak con bastante antelación, pese a lo endeble de las pruebas. El asunto del memo de Downing Street puede crecer y ser motivo de defenestración. En dado caso, Ƒquién será defenestrado antes, Bush o Cheney? ƑO ambos? ƑPor qué cuatro años más tarde empiezan a salir a la luz pública las dudas, para decir lo menos, sobre la demolición estructural de las Torres Gemelas y el anexo siete (que también se evaporó sin el choque de los aviones)? Como hubiera acotado el insigne comunicólogo canadiense Marshall McLuhan, no solamente el medio en esta ocasión es el prestigiado mensajero (independientemente que se esté o no de acuerdo con sus ideas peregrinas), sino también el contexto coyuntural con dedicatoria define el contenido de la asombrosa noticia.
Segun Carlos O. Suárez, autor del libro ¿"Justicia infinita" o genocidio sin límites?considera que para considerar los trágicos acontecimientos del 11 de setiembre de 2001, a partir de los cuales el gobierno que preside George Bush lanzó una ofensiva política, informativa y militar a escala mundial, es necesario no reducirse a los hechos puntuales sino que, además, se deben analizar las prácticas de las sucesivas administraciones norteamericanas que a lo largo de un siglo y medio impulsaron intervenciones de toda índole en los cinco continentes. Esa metodología que con posterioridad a la segunda guerra mundial adquirió niveles antes insospechados, hasta llegar a la internacionalización del terrorismo de Estado, se fundamenta en el dominio económico, político, militar y mediático que Estados Unidos ejerce, especialmente sobre los países del Tercer Mundo. Por consiguiente, no es posible dilucidar ningún hecho protagonizado por los gobiernos estadounidenses si nos atenemos a la información brindada por las grandes cadenas informativas, ni tampoco por las versiones de la mayoría de las administraciones supeditadas de una manera u otra a la hegemonía de Washington.Desde la voladura del "Maine", buque norteamericano amarrado al puerto de La Habana, que sirvió de pretexto a la declaración de guerra de Estados Unidos a España, entonces potencia colonial con dominio sobre Cuba, y también de los pretextos utilizados durante la segunda guerra mundial con el objetivo de declararle la guerra a Japón, existen infinidad de acontecimientos probatorios de la premeditación y alevosía de los gobiernos imperiales para lograr sus fines: control de las explotaciones petroleras, derrocamiento de gobernantes indóciles a sus mandatos, previsiones geopolíticas que conduzcan a imponer administraciones locales colaboracionistas, etc.,etc. Todo esto ha sido probado al publicarse documentos mantenidos en secreto durante décadas, pero que de acuerdo a la legislación norteamericana se dan a conocer treinta años después de producidos los hechos, con lo cual se alcanzan dos resultados: demostrar "la democracia" imperante en una nación que reconoce públicamente sus errores y crímenes y, a la vez, modificar tácticamente la situación ya irreversible con un pedido de disculpas oficial.Como ejemplos de lo dicho anteriormente estan los casos del incidente del Golfo de Tonkin (2/08/1964), cuando supuestas embarcaciones de guerra de Vietnam del Norte atacaron a buques norteamericanos. Esto motivó que el entonces presidente Lindon B. Johnson solicitar al Congreso de la Unión que autorizara el bombardeo del país asiático, siendo aprobado su pedido en la Cámara de Representantes por 416 votos a favor y ninguno en contra, mientras que en el Senado la votación fue de 88 por la afirmativa y 2 por la negativa. Cuatro años después se dio a conocer "LA NO EXISTENCIA DE ATAQUES POR PARTE DE LANCHAS TORPEDERAS DE VIETNAM EL NORTE CONTRA BUQUES DE GUERRA NORTEAMERICANOS EN EL GOLFO DE TONKIN", estableciéndose que fueron los servicios de inteligencia de USA los que FABRICARON el incidente para que se pudieran pedir al Congreso las "facultades de guerra". Al respecto, el especialista Daniel Ellsberg publicó en el New York Times una serie de notas acerca del "montaje" elaborado por la CIA y otros organismos de inteligencia para "impresionar" a los legisladores y lograr su respaldo.¿ Cómo se instrumenta una maniobra de ese tipo? Lo puntualizó el teniente Fletcher Prouty, uno de los integrantes de esos equipos especiales: " la CIA utiliza su infraestructura clandestina para estimular las acciones que le interesan con el fin de generar reacciones dentro de la estructura gubernamental de estados unidos. el plan consiste primero en definir la escena con declaraciones acerca de que el enemigo está por atacar; luego el equipo de operadores lanza un ataque (autoataque) muy secreto y provocativo , del tipo de los que producirá una respuesta abierta. Tras el o los ataques (autoataques) impulsados secretamente por la CIA , el paso siguiente es categorizar al enemigo "como un agresor" o una "insurgencia subversiva", a partir de lo cual se trasladarán "los hechos" al Consejo de seguridad nacional. Este organismo operará de allí en más sobre el Congreso hasta obtener la votación favorable a la guerra, generalmente nunca declarada respecto a un país determinado.Yendo directamente a la cuestión de las Torres Gemelas, digamos que ese hecho, así como el supuesto ataque al Pentágono, que de acuerdo a lo probado por el autor francés Thierry Meyssan en su libro "La terrible impostura (Editorial El Ateneo. Buenos Aires. 2002) no fue tal, o dicho en otras palabras: ningún avión chocó contra las edificaciones del pentágono y sí, tal como lo certifican documentadamente las revistas españolas "Año cero" y "Más allá" , se trató del impacto de uno o más misiles sobre las paredes de la edificación militar en Washington, fueron parte de una conspiración gubernamental dirigida a obtener los pretextos políticos y militares para agredir primero a Afganistán y después a Irak.ALIA) Muy interesantes e impactantes sus fundadas afirmaciones respecto a los antecedentes históricos del intervencionismo norteamericano en diversas ocasiones y en lo referido a las pruebas del falso ataque al Pentágono, pero en relación a las Torres Gemelas qué evidencias existen en tal sentido?CS) Yo detallo en el libro las secuencias de un proceso que en el choque de los aviones contra los Torres Gemelas llega a un momento crucial, pero que aun así es parte -fundamental, aunque no culminación- de una política que los equipos del presidente Bush anticiparon en enero del año 2001 al darse a conocer el documento "Santa Fe IV". Ese trabajo expresa la ideología ultraconservadora y fascistoide del presidente y sus colaboradores civiles y militares. Ya el día 12 de setiembre, un día después de los atentados, se comprobó que seis días antes se realizaron maniobras bursátiles con las acciones de United Airlines y de American Airlines, lo que configura el delito de "aprovechamiento ilícito de información privilegiada", o sea que ambas empresas poseían información de probables accidentes en los que participarían sus aeronaves. Así mismo, se detectaron operaciones similares con las opciones de venta de MORGAN STANLEY, DEAN WITTER & Co., empresa que ocupaba 22 pisos en el WTC, y de la misma forma operaron los agentes del primer corredor de bolsa del mundo, MERRIL LYNCH & Co.También las empresas de seguros Munich Re, Swiss Re y Axa, efectuaron sospechosas operaciones en los días previos al 11 de setiembre de 2001, resultando casi imposible que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos no haya estado al tanto de las transacciones citadas.Finalmente, hemos podido establecer, basándonos en investigaciones de la Agencia Británica de Televisión (ITN), el Centro de Estudios Latinoamericanos de Nueva York, la Agencia Latina de Información Alternativa, el Informe del profesor John Saxe Fernández (universidad Nacional Autónoma de México), las revistas españolas "Año Cero" y "Más Allá" y el ya mencionado libro "La terrible Impostura", que en conjunto vinieron a coincidir con los estudios que personalmente vengo desarrollando desde la publicación del libro sobre el documento SANTA FE IV ( mayo- junio de 2001), arribando a las siguientes conclusiones:1) las torres gemelas estaban construidas para soportar el impacto de un avión de doble taamaño de los boeing 767-200 (270 toneladas). su estructura tubular, formada por pilares cuadrados de acero inoxidable y por un cinturón de acedro grueso de 1,33 metros de altura, que rodeaba las cuatro fachadas, sujetando los 240 pilares de cada torre, tornaba imposible la perforación a partir del impacto de aeronaves como los boeing 767-200.2) las columnas y los cinturones de acero estaban revestidos por una aleación de aluminio y plata, coloreados contra incendios, ,lo que les permitía soportar temperaturas de más de 2000 grados celsius durante un par de horas.3) la estructura del suelo de las torres es de importancia para evaluar la solidez de las edificaciones, verdaderas fortalezas blindadas, ya que estaban formadas por un entramado de vigas longitudinales de acero. encima de esas vigas longitudinales iba una chapa ondulada de acero inoxidable sobre la que descansa el suelo de hormigón ligero y baldosas de 10 centímetros de grosor.4) de acuerdo al peso y la estructura de un boeing 767-200, resulta imposible que pudieran penetrar en las torres, ya que se habrían despedazado al momento del choque con los edificios blindados, los depósitos de combustible situados en las alas tendrían que haber estallado de inmediato, cayendo en consecuencia por la fachada exterior del edificio, junto a los restos del aparato.5) contrariamente a las posibilidades de los boeing 767-200, cuya velocidad y peso no les hubieran permitido atravesar las torres, las aeronaves pasaron como si fueran paredes de manteca. de acuerdo a los expertos consultados esto fue posible de acuerdo a dos alternativas: a) en la punta de los aviones había explosivos, introducidos en un compartimento hueco, o b) la punta o morro de los aviones estaban revestidos de uranio empobrecido.6) lo más factible parecer ser el revestimiento de uranio empobrecido, dado que en el caso de explosivos convencionales se habría producido una detonación al momento del choque, cayendo los aviones sin penetrar en los edificios.7) el uranio empobrecido, que es un residuo obtenido a partir de la producción del combustible utilizado en los reactores nucleares ( uranio no fusionable u-238), tiene una fuerza de penetración mayor que cualquier explosivo. al chocar contra una superficie produce una temperatura cercana a los 3000 grados, capaz de fundir los blindajes más fuertes.8) al penetrar los aviones al interior de las torres, gracias a la acción del uranio empobrecido, las tremendas explosiones inutilizaron el sistema automático contra incendios de las torres. en el caso de los misiles tomahawk, utilizados habitualmente por la aviación norteamericana en yugoslavia y la zona de exclusión de irak, al estar revestidos de uranio empobrecido produjeron grandes destrozos en los edificios más fortificados y poseían la capacidad de hundir un buque de guerra9) se calcula que las explosiones producidas en las torres gemelas desprendieron una energía del 2 por ciento de la producida en la explosión nuclear de hiroshima.10) la utilización de uranio empobrecido , revistiendo la punta de los aviones, descarta que la red al qaeda, dirigida por osama bin laden, fuera la responsable de los atentados, ya que se debió trabajar con los aparatos en tierra durante bastante tiempo. tales operaciones sólo eran factibles de realizar por especialistas militares con acceso libre a los aviones, o sea de las fuerzas armadas de los estados unidos.11) todos los indicios recopilados indican que los agentes suicidas, aparentemente árabes ( posteriormente se comprobó que algunos de los pasaportes encontrados entre los restos de los aparatos pertenecían a personas que nunca habían ingresado a los estados unidos y, además no se sabe como aparecieron tan " oportunamente " los documentos tras un incendio que destruyó todo). los expertos así mismo coinciden en que los aviones fueron desviados desde tierra por los técnicos de los operativos "depredator", conociéndose que un boeing 737, dotado de la tecnología "global hawk", voló sin pilotos desde california hasta australia, cubriendo una distancia de 13.840 kilómetros.En definitiva, más allá del conjunto de detalles y hechos que rodearon a los terribles atentados, tanto los antecedentes políticos de quienes precedieron al actual gobierno norteamericano, su posición netamente intervencionista expresada en el, proyecto de la "justicia infinita", como los cursos de acción desarrollados desde el 11/09/2001, autorizan a reafirmar que existió una conspiración previa, que por su magnitud y el conjunto de medios utilizados sólo las esferas del poder político, de la inteligencia y equipos militares de los Estados Unidos, estaban en condiciones de realizar las operaciones. Una vez más "los autoataques" sirvieron al objetivo de lanzar represalias contra determinados países y organizaciones, y en este caso particular resultaron funcionales al plan de la "justicia infinita" que el imperio ha desatado para acabar con la soberanía de los países del tercer mundo.
Entonces, ¿cómo fue?
Son notorias las mentiras que la Casa Blanca fabricó para justificar la invasión y ocupación de Irak. Los perio-distas/investigadores Charles Lewis y Mark Reading-Smith descubrieron que W. Bush y siete otros jerarcas de la Casa Blanca propalaron al menos 935 mentiras en los dos años que siguieron al 11/9 y precedieron a la invasión de Irak. Cabe reconocer que el más prolífico en la cuestión fue el presidente W. Bush: 232 declaraciones falsas sobre el presunto arsenal de armas de destrucción masiva en poder de Saddam Hussein y 28 acerca de la supuesta relación del autócrata con Al Qaida y con los atentados. Le siguió el entonces secretario de Estado Colin Powell: 244 y 10, respectivamente. El vice Dick Cheney, Condoleezza Rice, Donald Rumfeld, Paul Wolfowitz, Ari Fleisher y Scott McClellan también aportaron a este arsenal masivo de falacias (http://www.publicintegrity.org/, 23-1-2008). Al parecer, no otra cosa sucedió con la versión oficial de los atentados mismos.
El Comité de Justicia del Senado estadounidense ha concluido un nuevo informe en torno de las fallas que impidieron frenarlos: echa la culpa al FBI, señala que había amplias evidencias de que se preparaba un ataque en suelo de EE.UU. y que jefes del organismo de espionaje las bloquearon (The New York Times, 28-8-08). Pero hete aquí que casi 800 personalidades –catedráticos, arquitectos, ingenieros, altos funcionarios, políticos, ex espías, pilotos y sobrevivientes de las Torres Gemelas– echan por tierra las dos cosas: la versión oficial y el informe del Senado (http://www.reopen911.info/). Véanse algunos testimonios.
Los sobrevivientes, en primer lugar. Personal de las Torres que se encontraba en el subsuelo B1, ubicado a 330 metros debajo de los pisos 93 a 98 donde impactó uno de los aviones, sintieron que “vibraba el suelo, las paredes comenzaron a resquebrajarse y todo temblaba”, declaró William Rodríguez, empleado de mantenimiento: era una explosión que venía de subsuelos inferiores. Segundos después, Rodríguez escuchó el estallido de arriba y supo luego que se trataba de la embestida del Boeing 757 contra el edificio, en tanto Felipe David, compañero de tareas, irrumpía con quemaduras graves en el rostro y los brazos gritando “socorro”. Anthony Saltalamacchia, supervisor del servicio, escuchó al menos diez explosiones procedentes de abajo antes de salir de la trampa. Los testimonios coinciden, pero ninguno fue tomado en cuenta en el informe del Senado.
Los pilotos consideraron imposible que un avión se haya estrellado contra el Pentágono. Señalaron que el agujero en el muro es más grande que el que podría causar un 757 y estimaron inverosímil que éste se deslizara luego durante 10 segundos en el césped del interior, como muestra una filmación oficial. El comandante (R) de la Marina Ralph Koistad, piloto de combate con más de 23.000 horas de vuelo, reflexionó: “¿Dónde están los daños provocados por las alas del avión en el muro del Pentágono? ¿Dónde las 100 toneladas del Boeing, los grandes fragmentos del aparato que siempre se proyectan lejos del lugar del accidente? ¿Dónde están las partes de acero de los motores, dónde el tren de aterrizaje, que es de acero?” (www.vigli.org/PDF911). En efecto, no estaban, ni un solo desecho se encontró dentro o fuera del Pentágono.
Los pilotos subrayaron otro aspecto: las maniobras de los aparatos que chocaron contra las Torres eran impracticables. Del capitán (R) Wittenber, con 35 años de experiencia en la fuerza aérea de EE.UU. y en varias líneas comerciales: “No creo posible que un presunto terrorista entrenado en un Cessna 172 entre en la cabina de un Boeing 757 o 767, pueda hacerlo volar vertical y horizontalmente y lograr virajes de 270 grados a gran velocidad, el avión sería incontrolable. Es ridículo pensar que un aficionado pueda ejecutar esas maniobras manualmente. Yo no podría hacerlo y soy absolutamente formal: ellos tampoco”. Los testimonios de unos 500 ingenieros civiles y arquitectos confirmaron desde sus especialidades que la versión oficial de los atentados “es un cuento de hadas” (John Lear, piloto comercial, 19.000 horas de vuelo).
El arquitecto Frank De Martini y otros afirmaron que la solidez de las Torres tornaba inimaginable que se derribaran sólo por el choque de un avión. “Fue claramente el resultado de una demolición controlada y programada para que se produjera en medio de la confusión imperante”, manifestó el ingeniero Jack Heller. Esa clase de demolición no se improvisa. Sus autores, ¿sabían previamente con exactitud el día y la hora de los atentados?
Pareciera que sí.
Diferentes organismos de profesionales exigen que se investigue a fondo la tragedia que costó la vida de casi 3000 trabajadores. Para el piloto Glen Stanish, se trató de “una operación interna, concebida, organizada, cometida y controlada por un grupo muy vasto de criminales en el seno de nuestro gobierno federal de EE.UU. Utilizada como una razón falsa, un pretexto, una mentira, para invadir dos países extranjeros ricos en recursos naturales, para extender un imperio, para modificar las fronteras de los países del Medio Oriente y como elemento de la ‘guerra antiterrorista’ o, mejor dicho, de la guerra contra la libertad”. Hay más de cien periodistas y artistas que piensan lo mismo. “Nunca creí la historia de la destrucción de las Torres Gemelas el 11/9”, selló Sharon Stone (pdf.lahamag.com, 2-08). Que algo sabe en materia de historias.
El Comité de Justicia del Senado estadounidense ha concluido un nuevo informe en torno de las fallas que impidieron frenarlos: echa la culpa al FBI, señala que había amplias evidencias de que se preparaba un ataque en suelo de EE.UU. y que jefes del organismo de espionaje las bloquearon (The New York Times, 28-8-08). Pero hete aquí que casi 800 personalidades –catedráticos, arquitectos, ingenieros, altos funcionarios, políticos, ex espías, pilotos y sobrevivientes de las Torres Gemelas– echan por tierra las dos cosas: la versión oficial y el informe del Senado (http://www.reopen911.info/). Véanse algunos testimonios.
Los sobrevivientes, en primer lugar. Personal de las Torres que se encontraba en el subsuelo B1, ubicado a 330 metros debajo de los pisos 93 a 98 donde impactó uno de los aviones, sintieron que “vibraba el suelo, las paredes comenzaron a resquebrajarse y todo temblaba”, declaró William Rodríguez, empleado de mantenimiento: era una explosión que venía de subsuelos inferiores. Segundos después, Rodríguez escuchó el estallido de arriba y supo luego que se trataba de la embestida del Boeing 757 contra el edificio, en tanto Felipe David, compañero de tareas, irrumpía con quemaduras graves en el rostro y los brazos gritando “socorro”. Anthony Saltalamacchia, supervisor del servicio, escuchó al menos diez explosiones procedentes de abajo antes de salir de la trampa. Los testimonios coinciden, pero ninguno fue tomado en cuenta en el informe del Senado.
Los pilotos consideraron imposible que un avión se haya estrellado contra el Pentágono. Señalaron que el agujero en el muro es más grande que el que podría causar un 757 y estimaron inverosímil que éste se deslizara luego durante 10 segundos en el césped del interior, como muestra una filmación oficial. El comandante (R) de la Marina Ralph Koistad, piloto de combate con más de 23.000 horas de vuelo, reflexionó: “¿Dónde están los daños provocados por las alas del avión en el muro del Pentágono? ¿Dónde las 100 toneladas del Boeing, los grandes fragmentos del aparato que siempre se proyectan lejos del lugar del accidente? ¿Dónde están las partes de acero de los motores, dónde el tren de aterrizaje, que es de acero?” (www.vigli.org/PDF911). En efecto, no estaban, ni un solo desecho se encontró dentro o fuera del Pentágono.
Los pilotos subrayaron otro aspecto: las maniobras de los aparatos que chocaron contra las Torres eran impracticables. Del capitán (R) Wittenber, con 35 años de experiencia en la fuerza aérea de EE.UU. y en varias líneas comerciales: “No creo posible que un presunto terrorista entrenado en un Cessna 172 entre en la cabina de un Boeing 757 o 767, pueda hacerlo volar vertical y horizontalmente y lograr virajes de 270 grados a gran velocidad, el avión sería incontrolable. Es ridículo pensar que un aficionado pueda ejecutar esas maniobras manualmente. Yo no podría hacerlo y soy absolutamente formal: ellos tampoco”. Los testimonios de unos 500 ingenieros civiles y arquitectos confirmaron desde sus especialidades que la versión oficial de los atentados “es un cuento de hadas” (John Lear, piloto comercial, 19.000 horas de vuelo).
El arquitecto Frank De Martini y otros afirmaron que la solidez de las Torres tornaba inimaginable que se derribaran sólo por el choque de un avión. “Fue claramente el resultado de una demolición controlada y programada para que se produjera en medio de la confusión imperante”, manifestó el ingeniero Jack Heller. Esa clase de demolición no se improvisa. Sus autores, ¿sabían previamente con exactitud el día y la hora de los atentados?
Pareciera que sí.
Diferentes organismos de profesionales exigen que se investigue a fondo la tragedia que costó la vida de casi 3000 trabajadores. Para el piloto Glen Stanish, se trató de “una operación interna, concebida, organizada, cometida y controlada por un grupo muy vasto de criminales en el seno de nuestro gobierno federal de EE.UU. Utilizada como una razón falsa, un pretexto, una mentira, para invadir dos países extranjeros ricos en recursos naturales, para extender un imperio, para modificar las fronteras de los países del Medio Oriente y como elemento de la ‘guerra antiterrorista’ o, mejor dicho, de la guerra contra la libertad”. Hay más de cien periodistas y artistas que piensan lo mismo. “Nunca creí la historia de la destrucción de las Torres Gemelas el 11/9”, selló Sharon Stone (pdf.lahamag.com, 2-08). Que algo sabe en materia de historias.
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